sábado, 19 de diciembre de 2009

Desvelado


Muy de vez en cuando tengo pesadillas, casi nunca en realidad, pero últimamente es algo que me ocurre con mayor frecuencia. No se si lo de los otros días con Tincho habrá influido, pero dormir es una tarea que noche tras noche se hace más complicada.

Soñé con una pelota, en un juego con los chicos del club, que nos iba comiendo a medida que la pasaban. Veía como uno a uno iban desapareciendo, metiéndose en la ovalada a medida que avanzaba por la línea. En un toque los chicos no estaban más, pero alguien más seguía jugando conmigo. Ahora yo tenía la pelota, y atrás mío corrían Germán, Fernando y Martín. La línea de try estaba cada vez mas lejos, corría cada vez más rápido pero no llegaba. De la nada Sofía aparecía adelante mío y terminaba cayéndome.

Me desperté mal, molesto, con la boca pastosa y con ganas de tomar agua, sólo agua, ni cerveza, ni Coca, ni fernet, sólo agua. No pude dormirme por un buen rato, me sentía con calor, inquieto, irritado. Salí afuera y tuve ganas de un chapuzón, pero la pile estaba hecha un asco, hace dos semanas que no la limpian y tuvimos un par de tormentas que la dejaron así. Con un vaso frío me senté al costado del agua entre las reposeras. Todavía era de noche, cerré los ojos, toqué el agua con una mano y me imaginé lejos. Quería que Ger, o alguien, me llevara a otro lugar, me aleje de tantos problemas, de los exámenes, de los bardos, de las mentiras, de mi vida.

Dormí, esta vez tratando de llegar a la línea sin caerme, tratando, aunque sea en sueños, de ser feliz.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cuñados y Amantes



Martín, el hermanito de Sofía mi novia, se fue convirtiendo con los días en un gran grano en el culo. Poco a poco y sin darme cuenta me estaba acosando por donde podía. Llamaba varias veces al día, mandaba mensajes de texto que eran casi una incógnita. Lo peor de todo fue cuando me sonó el teléfono, aparecía el número de Sofi, cuando atendí escuché la voz de Martín, se lo escuchaba bastante decidido a que nos viéramos sin aceptar negativa. O nos vemos o hablo con mi hermana Ya, dijo con una firmeza que me dio miedo.
Como él tenía que ir a lo de un pendejo que vive a un par de casas de la mía, pasó un rato antes para que habláramos. En la charla traté de ponerme en actitud de hermano mayor, de alguna manera porque ¿Qué se puede esperar de su hermana Sofía? Ella ni siquiera puede controlar su vida, mucho menos sería capaz de ayudar a Tincho.
Cuando entramos al cuarto le dije que lo que había pasado las otras noches había sido un gran error, que habíamos tomado y fumado demasiado, y esos excesos no se tenían que repetir. Que no había sido un buen ejemplo y que mejor nos olvidáramos de todo. La culpa también era del stress de fin de año, de las tensiones de los exámenes que nos llevan a desatarnos de la peor forma cuando podemos. También le confesé que yo le tengo mucha simpatía y que me parece un pendejo muy buena onda y que ya es hora que se busque una novia pronto, porque todo lo que había pasado la noche anterior mostraba que estaba más alzado que el Euro.
El pendejo escuchaba atentamente, guardó silencio hasta el final y después de una pausa me miró directo a mis ojos y me respondió con palabras bien firmes. Sin problemas tendría novia como yo, el novio de su hermana, pero él quería perder su virginidad conmigo. Desde hace mucho tiempo él pensaba en mí, y ya hacía bastante se había dado cuenta de mis gustos.
La claridad de las palabras de Martín me dejó impresionado, un pendejo de 15 años al que subestimaba me estaba levantando como nunca nadie lo había hecho antes. No sabía si darle una patada en las pelotas o partirle la boca de un beso ante tanto desparpajo. ¿Se le estaría cumpliendo el sueño? Más bien me parecía una pesadilla a punto de comenzar.
Sin darme cuenta sentí su boca húmeda abrirse como una fruta fresca en la mía, lo demás es incontable…

lunes, 14 de diciembre de 2009

Más mentiras que cigüeñas




Pasaron algo más de ocho meses de la última vez que escribí algo acá. La facultad resultó más demandante de lo que imaginaba, aunque siendo sincero, el poco tiempo no fue lo único que me mantuvo alejado de este espacio. Necesitaba reflexionar alejado de cualquier cosa, incluso de mis propios escritos.
El aparente retraso de Florencia C., la novia de Ger, no resultó más que un gran engaño. Florencia muchas veces le copia a Sofi, “mi novia”, usa las mismas estrategias de pendeja caprichosa, miente de la peor forma con tal de llamar la atención, no tiene límites. Yo puedo controlar esas actitudes, pero evidentemente Ger es demasiado susceptible.
Sigo sintiendo las mismas cosas por Germán, nos conocemos desde chicos y mi afecto hacia él es incondicional, pero me cuesta confiar en él. ¿Cómo podía tener sexo con Flor mientras me decía que me amaba a mi? Esas contradicciones no me cierran. El vínculo que tenemos es cada vez más distante pero en el fondo sabemos que lo único que queremos es estar juntos.
Sofía está más insoportable que nunca, estudiamos en la misma facultad y permanentemente me busca para hacerme escenas. El Padre Gabriel, el hijo de puta del cura de nuestro barrio, le llena la cabeza todos los domingos haciéndola sentir culpable de cualquier cosa. Ya ni se anima a darme besos pero insiste en que seamos novios. Por mi parte es una relación que me conviene, aunque no la banque me sirve para tapar muchas cosas.
Fernando, el chico que jugaba al rugby con Ger, resultó la peor solución que pude buscarle a mis conflictos. Todo lo que no puedo permitirme con Ger lo hago con Fernando, pero mantener lo nuestro en secreto se complica cada vez más. No siento que esté traicionando a Ger, porque en realidad mi relación con Fer es puro sexo, pero de cualquier forma Germán no puede enterarse de lo que pasa entre su amigo y yo porque de lo contrario se cortaría el débil lazo que nos une.
Fer está cada vez mas enamorado de mi, es pesado y meloso aunque no puedo negar que algunas cosas las aprendió bastante bien. Me complace, siempre trata de sorprenderme con algo nuevo, hace un tiempo me presentó un amiguito de la facultad, Alejandro. Su cuerpo parece esculpido, torso perfecto y cara de nene. Es muy boludo, tonto mal, pero a quien puede importarle cuando chupa la pija como los dioses. Un par de semanas atrás la pase muy bien cojiendomelos a los dos.
Mi deseo más grande sigue siendo pese a todo que Ger se anime de una vez por todas a estar conmigo, que se despoje de todos los prejuicios y miedos que tiene y me haga suyo.



Últimamente la distancia que hay con Ger me está matando. No se que me anda pasando pero siempre estoy caliente, no puedo controlarlo, por eso Fer me visita seguido. Las otras noches me quedé sólo en casa y Fernando vino a acompañarme. Había traído algo de marihuana y mientras fumábamos sonó el timbre. Era Sofi que tenía que reunirse con sus amigas en lo de Flor P. y me traía a Martín, el hermanito de 15 años, que no tenía con quien quedarse esa noche. Me sorprendió lo grande que está Tincho, hace unos años era un mocoso caprichoso, incluso más insoportable que la misma Sofi, y ahora parecía todo un hombrecito. Después de despachar a la molesta Sofi, quien por suerte no se dio cuenta del estado en el que estaba, le presenté a Martín mi amigo Fernando.
Pasó todo tan rápido que no me di cuenta cuando el roll de niñeros se desvirtuó hacia el roll de corruptores. Tincho tomaba todo lo que Fer le servía, en un momento mientras los tres nos reíamos sin poder parar, alguno propuso jugar a un juego estúpido. El número más bajo que saliera en los dados perdería, los demás elegirían una prenda. Cuando las prendas graciosas se nos dejaron de ocurrir Fernando propuso que quien perdiera no sólo perdería el juego sino también su ropa. Ni siquiera pude razonarlo, por todo lo fumado y tomado no me pude controlar. Ya no importaba quien perdería, Fernando ayudaba a sacarse la remera a Martincito, quien medio borracho y medio caliente trataba de desabrocharse los jeans. Entonces nuevamente tiramos los dados pero esta vez ya no habría que desnudarse sino habría que chupar. Fer parecía entusiasmado de que yo haya perdido, pero en un rapto de lucidez me di cuenta de lo que estábamos haciendo. Estabamos empujando a Tincho, el hermanito de mi novia, a tener sexo con nosotros. Les avisé que hasta ahí llegaba, que mejor llamáramos a Sofía para que busque a su hermano, pero entonces el pendejo se agachó en frente mio y me bajó de un tirón el pantalón. Me dijo que seguramente la muy tonta de su hermana nunca me la chuparía tan bien como él. Sacó mi pija del boxer y me la empezó a chupar. La adrenalina del momento me la puso más dura, Fernando como loco se acercó y mientras el pendejito se esmeraba, él lo ayudaba empujandole la cabeza hacia mi pija. Toda la inocencia se diluyó a medida que se dejaba transformar por la bestia sexual que todos tenemos dentro, que nos convierte en otro o realmente en nosotros mismos. Para eso no hay edad, ni condición social, ni convicción que te excluya. Tincho me miraba bien fijo, arrodillado con la boca llena chupaba sin quejarse. Sus ojitos rojos por el alcohol y las pecas de nene que poblaban su cara me hicieron acordar a mí de pendejo. Sentía el deseo de la lujuria y asco al mismo tiempo, aunque Martín lo estuviese haciendo por propia voluntad no podía quitarme el peso de la responsabilidad de encima. Se suponía que esa noche debíamos cuidarlo y no exponerlo a ese tipo de situación.
Fernando estaba descontrolado, ya tenía sus manos dentro de la ropa interior de Martincito. Le tocaba el culito y le pasaba la lengua por todos lados, mientras tanto el pendejo me la chupaba cada vez más rápido, y ayudándose con sus manos hizo que le acabara en la boca. La cara del pendejo era de hambre, como esos chicos famélicos que no comen en días y estaba saboreando todo mi miembro para terminar con el postre, en la forma seminal. Se tragó todo sin asco, inmediatamente después Fer le dijo que le tocaba a él. Apenas le empezó a chupar la pija a Tincho el teléfono de casa comenzó a sonar. Estaba tan cebado que no podía hablar. Era Sofi que llamaba para avisar que en 15 estaba llegando. Le dije que no había dramas que el pendejo se quede a dormir pero insistió en buscarlo porque al día siguiente tenía clases particulares de matemática y se la estaba llevando. Mientras hablaba Martincito escuchaba y se vestía apurado, Fer estaba tan dado vuelta que se había acostado semidesnudo en el diván y estaba a punto de dormirse.
Preparé rápido una taza grande de café y se la hice tomar a Tincho. El pendejo al final no estaba tan borracho, por lo menos podía fingir estar sobrio. Mientras Fer dormía, me terminaba de vestir para esperarla a Sofi. Martín me miraba todavía con ganas pero no dijo nada hasta que su hermana llegó. Apenas sentí el ruido del auto salí con el pendejo. Cuando ella preguntó si la habíamos pasado bien, Tincho contestó pícaramente que muy bien, que habíamos jugado mucho y nos habíamos divertido. Sofi muy boba le dijo en tono de reproche que se notaba que estaba cansado que tenía los ojitos rojos y que mañana tenía que levantarse temprano. Martincito me dio la mano haciéndose el machito y antes de subir al auto y sin que su hermana escuche me dijo en voz baja algo como viste que la chupo mejor que ella, que se repita Fran.
La verdad me siento mal, no dejo de pensar que todo esto fue un error, otro problema más que se suma. Si Sofía se entera de esto no se que podría llegar a pasar, le contaría a los padres y seguramente se armaría un gran lío, y si Germán se entera lo pierdo definitivamente. Me siento con un gran peso encima, Fernando insiste en volver a estar con el pendejo, ahora que lo pienso en frío, todo fue una locura, puedo echarle la culpa al alcohol o a la marihuana, pero lo cierto es que toda esta situación me generó muchas cosas adentro, tengo miedo a lo que pueda pasar y tengo miedo a que pase nuevamente algo con Martín, porque esos ojos delataban muchas cosas
¿Que hago? ¿Se merece la verdad? ¿Le digo que realmente petea mucho mejor que su hermana? ¿Le digo que hace dias que sueño con su culito redondo y virgen? ¿Que hago?

domingo, 29 de marzo de 2009

Cigueñas y Mentiras

El miércoles a la noche Germán me invitó a su casa porque sus viejos salían a comer con los padres de Flor P, la intima amiga de Sofi, y al parecer necesitaba contarme algo.
Cuando empezaba a oscurecer, me vestí y camine hasta su puerta. Apenas me atendió me di cuenta que algo andaba mal, tenía los ojos colorados. Solo dijo “Hola Fran, pasá por favor” con palabras secas y entrecortadas como cuando uno llora. Me senté en el diván de su living, testigo de cientos de petes y transas, y él, como quien acompaña a un invitado, trató de hacer lo mismo, con la diferencia que prácticamente se desplomó sobre las almohadas, y de pronto su cara se convirtió en una sola mueca seguido de un mar de lágrimas y sollozos. Muchas veces el silencio vale más que cualquier palabra de consuelo, me acerqué y lo abrace fuerte, como si fuese un nene indefenso que busca protección, y él se entregó por completo. Creo que fueron más de 10 minutos en los que los llantos fueron cesando hasta transformarse en quejidos y finalmente en silencio. “¿Ger me querés contar algo?”, se escucho un “SI” que hizo eco en la habitación y dentro de mi cabeza, como anticipando algo malo. “Flor tiene un atraso”, “¿Cómo un atraso? ¿De que hablas Geri?” mi corazón de repente empezó a latir fuerte, “Tengo miedo, vos sabes Fran, puede estar…”, de pronto sentí espesas gotas calientes que caían sobre mi cara, “¿Estar que?”, trague saliva e intente respirar, “Embarazada”.
No hablamos mas, me levanté casi por reflejo y camine hacia su cuarto, me desmoroné sobre su cama y casi en el acto el espacio que sobraba lo ocupó él, un segundo antes de dormirme creí escuchar “Te amo Fran”.



Jueves a la mañana me despertaron las vocecitas chillonas de los hermanos de Ger, de pronto me di cuenta que había pasado, nos habíamos quedado dormidos. Ger seguía acostado con lágrimas secas sobre su cara, salude a sus viejos y tomé café caliente que Cristina, la señora que trabaja en la casa, servía para la familia. Lo tomé tan rápido que sentí que mi garganta se cocinaba, la bronca hace que no pienses lo que haces. Los padres se mostraron amables, obviamente no sabían nada y tiraron algunas preguntas que respondí esquivamente. Volví al cuarto, nos miramos y nos comimos la boca, casi sin importarnos que nos viera alguien. “¿Vos estas seguro sobre lo que le pasa a Flor?”, “No… Tengo miedo Fran”, “Pero… si vos no te acostaste nunca con ella”, no hubo respuesta, ese silencio explicaba mejor que cualquier cosa lo que había pasado, Ger me mintió por mucho tiempo. Me dio la impresión que presenciaba un déjà vu; La tontita de Flor vestida de blanco, Ger enfundado en un traje pronunciando “Si, quiero” y yo fuera de la capilla tirando arroz como un pelotudo. Sentí como se desencajaban mis facciones, intente que no se notara mi bronca pero no pude, le dije muy sacado “Ah, sos un gran hijo de puta”, cerré la puerta del cuarto y salí de su casa sin saludar a nadie.
Entre el Sol que pegaba de lleno sobre la calle y las palabras de Ger que se repetían en mi cabeza como fantasmas, de casualidad pude escuchar mi celular que sonaba de forma insistente, pensé que seria Ger rogando perdón, o la pesada de Sofi con sus estupideces, pero me equivocaba. En el visor se leía “Fernando”, antes de atender pensé que debería tratar de calmarme y rechazar sus proposiciones educadamente para no mandarlo a la mierda, el flaco fue amable y me invitaba a su casa, el teléfono era ahora una tentadora manzana, una víbora enroscaba mis pensamientos más oscuros y me pedía a gritos que muerda, a veces la dulzura efímera de la venganza se siente bien aunque se termine convirtiendo inevitablemente en un error.


martes, 24 de marzo de 2009

Verano




Acaba de terminar el verano. Las vacaciones con Ger fueron agradables aunque atípicas. JC se había acostumbrado a invitarme a pescar sin carnada y yo, como siempre, mordía el anzuelo un poco por placer y un poco por miedo. El “socio” de mi papá nos invitó el verano que viene a su casa, según mi viejo por una cuestión de modales negarse sería descortés. La última vez que lo vi fue en el hotel donde paraba mi viejo, comimos los tres y entre charlas de negocios tiró muchas indirectas que escondían amenazas para que no abriese la boca. A todo esto Ger empezó a sospechar de mis encuentros con el viejo, que por suerte no llegaron a la penetración. Juan Carlos se portaba muy amable al principio pero a medida que las cosas subían de tono se ponía cada vez más agresivo y depravado. Fue casi como ser acosado, con la diferencia que yo sentía un morbo tremendo.
A principios del mes pasado volví para empezar con la facultad, Administración de Empresas. A pesar de que es algo nuevo para mi, siento que cada vez me aburre más, por suerte las materias son fáciles y todo se limita a una cuestión de estudiar de forma organizada. La gente que veo ahí es la misma con la que me relaciono en mi barrio o a través de mis amigos, personas aburridas con las que mantenés una relación formal e impersonal. Por suerte un soporte para mi rutina es Ger, que me sostiene y me hace bien. Cuando volvimos de Punta la relación mejoró bastante, nos juntamos mas seguido y nos divertimos juntos, aunque hace mucho que no tenemos sexo; como ya conté, el sexo para Ger es un punto conflictivo y prefiero manejarlo con paciencia.
Sofi pasó sus vacaciones en V. La Angostura donde viven sus abuelos, por suerte ella y su familia se están recuperando de la perdida de Pedrito (el primo de Sofi que murió hace unos meses). Al parecer no quiere verme si no es en presencia de otros porque el Padre Gabriel se lo recomendó… ese cura hijo de puta manipula a cualquiera. Para ser sincero no muero por ver a Sofi pero hay algo que me ata a ella, siento estima y al mismo tiempo pena, yo se que ella me quiere mas de lo que merezco.
Fer apenas se entero de que había vuelto de Punta se encargo de perseguirme, el flaco muere por que le haga la cola de nuevo y a mi no me copa tanto, porque es insistente y pierde el encanto al comportarse así.
Mi viejo estuvo unos días en casa, pero pelearon tanto con mi vieja que decidió volver al extranjero a trabajar. Ahora la crisis golpea duro sobre sus negocios y, según él, ahora más que nunca hay que estar al pie del cañón. Elvira reemplaza el papel de mi mamá y se encarga de las cosas de la casa, a pesar de nuestras diferencias la pasamos bien juntos.
La pileta necesitaba mantenimiento, por suerte, entonces volvió el morocho marcado al que miraba a principios de las vacaciones por la ventana mientras me tocaba y otra vez volví a sentir esa calentura extrema por ese hombre tosco. Lo único que voy a extrañar del verano va a ser a él, Lucas. Cuando volvimos y reapareció, tome coraje y empezamos a hablar, es muy simpático y cada vez que viene salgo a tomar aire al jardín para conversar con él. Sospecho que es gay, porque me mira fijo cuando me saco la remera, o se pone nervioso cuando le toco ciertos temas. Es algo vulgar pero totalmente sexy, salvaje. Sueño tener sexo con él, no puedo evitar a la mañana, cuando aparece por el jardín, abrir mi ventana, desnudarme y cambiarme sintiendo sus ojos negros en mis espaldas, cuando lo miro saca su vista de mi cuerpo y me observa de reojo atormentado de vergüenza y deseo. Es divertido hacerlo una, dos, tres, diez veces pero cuando algo se convierte en costumbre los límites empiezan a difuminarse.
Todos los viernes lo espero al medio día, y cuando Elvira se va nos quedamos solos en el jardín, en silencio nos miramos, y como ya le perdí vergüenza es costumbre que salga en traje de baño o me de un chapuzón en la pile mientras el la limpia despacio y me mira. A veces él se saca la remera y me contempla por un largo rato, pensando decir las palabras justas. Deseo que en algún momento estemos solos en la pileta no solo sin remera y que Lucas tome la iniciativa y me agarre con esas manos grandes y fuertes, que me recorra con esa boca todo el cuerpo y me coma, me posea, me haga suyo. Que despierte de esta farsa de formalidades y hablemos como hablan nuestras miradas, que me zambulla en la pile y de una vez por todas despierte su indio feroz…
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viernes, 16 de enero de 2009

Mar Adentro






Esto pasó los otros días y es un poco difícil de explicar. En estos días de vacaciones con Ger y su familia, la hemos pasado bien pese a los hermanitos que son bastante densos por momentos, pero Ger tiene sus momentos. Está bastante extraño por momentos, en donde se queda mudo, no habla y ahora se le da por caminar solo meditabundo, eso le pasa casi una vez al día.
Por otro lado llagó mi viejo por un par de días para cerrar un negocio con un amigo suyo que esta acá con su velero y, como dice mi viejo, mostrando al mundo que la crisis a él no le llegó. Me llamó y me invitó a almorzar en el hotel donde está con JC.
JC es un tipo de cuarenta y algo, bronceado, con aires de dueño del mundo (y si no es el dueño le anda cerca). Almorzando se mostró muy amable, me preguntó sobre mis estudios incluso que opinaba sobre algunas cosas que estaban hablando con mi viejo. Me dio un poco de cosa contestar, pero mi viejo se mostró interesado en lo que opinaba. No faltó el comentario halagador sobre algunos de mis puntos de vista (que sinceramente entre nosotros no fue más que seguir ciertas pautas que me enseñó mi viejo sobre algunas cuestiones, tal vez mi viejo se haya sorprendido, el piensa que nunca lo escucho o que no me importa nada, pero lo cierto es que no soy tan ajeno a todo como él piensa a veces) JC quedó por lo visto bien impresionado, por eso me invitó a pescar mar adentro en su pequeño barquito que no es de papel.
El viejo lobo de mar me estaba esperando con todo el equipo preparado sobre la cubierta, primero me mostró el velero digno de un rey, con “todo pensado” como me repitió varias veces y se lamentó de que mi viejo no nos acompañara. Mi viejo es famoso por evitar cualquier tipo de embarcación, se marea de nada ya con solo ver un barco o un bote desde la orilla, recién casados con mi vieja hicieron un crucero, solo por darle el gusto, supongo que no se animó a negárselo, mi vieja es de lograr lo que quiere siempre, pero después de aquel viaje nunca más le insistió a mi viejo con nada que vaya sobre el agua.
JC me mostró en un mapa digital donde iba a ser el lugar de la pesca, tenía información de buen pique y hacia allá nos dirigimos. Un par de veces me preguntó si tenía novia, mientras haciéndose el amigo trajo unas bebidas bastante alcohólicas. Le conté que por el momento estábamos en un tiempo y a partir de ahí se mostró cada vez más amistoso, a él le parecía que no me iba a costar encontrar novia pronto aunque las mujeres tienen sus complicaciones. Me puso un poco incomodo cuando me entro a preguntar y contar cosas de sexo porque además en ese momento se sacó la remera ajustada que tenia puesta y me lo quedé mirando porque no podía creer los abdominales que tenia, creo que se dio cuenta que me quede mirando y me insistió en que me sacara yo también la remera para tostarme parejo. Se puso algo de bronceador y la verdad que un poco me calentó verlo pasarse la mano por los pectorales esculturales.
Vení fran que te pongo en la espalda, me dijo, y a medida que pasaba la mano se me despertó el amigo debajo del traje de baño. O yo tenía demasiada espalda o al tipo le gustaba porque tardó bastante en llenarme de crema. Mientras me pasaba la crema hablábamos boludeces, el me contaba algunas cosas de minas, un par de modelos con las que estuvo, incluso una muy famosa y no sé muy bien porqué le pregunté que había sido lo mejor que había hecho en el sexo. En ese momento dejó de pasarme crema por la espalda y me dijo al oído: para que contártelo si te lo puedo mostrar, supongo que el alcohol fue el culpable de mi bocota enorme. En ese momento me bajó de un tirón el traje de baño, me tiró sobre una especie de baranda y me entró a pasar la lengua sobre el culo de una manera que me volvía loco, es más, no quería, pero no podía dejar de gemir como loco y todo se puso piel de gallina y me daba como retorcijones. Se notaba que JC sabía de lo que hablaba, o mejor dicho como mostrarlo… hasta tal punto que en un momento de tantas sensaciones increíbles eyaculé sin tocarme, entonces JC me dio vuelta y me entró a petear mientras se lo notaba molesto, en ese momento me volví a sentir un tanto incómodo, parecía que a JC no le había gustado que acabara, me volvió a tirar sobre la baranda mientras de reojo veía como se bajaba los pantalones y sacaba su miembro duro poniéndose un preservativo, pero yo para esta altura me sentía manejado como un muñeco, y cuando empezó a penetrarme le pedí que no lo hiciera, que no quería seguir, que era un error, con lo que JC se molestó mucho más todavía, le dije que si quería se la chupaba pero que no me penetrara y ahí me empezó a tratar como a un pendejo, a decirme de todo muy molesto.
Volvimos sin hablar palabra. El viento se levantó y trajo algo de frío, me senté solo en la proa mirando como la costa se hacía más grande y pensando tantas cosas que me dolía la cabeza. Tal vez no había sido buena idea salir a “pescar”, después de todo, no se pesca bien sin carnada, o yo me había tragado el anzuelo.
Cuando llegamos JC se acercó y me dijo que aunque era un pendejo, no tenía pinta de boludo y que no me olvidara que mi viejo lo necesitaba y aunque lo que pasó había sido un error que no la cagara más, a lo que yo le contesté que no se preocupara, que no era pendejo como él pensaba y ahí nos despedimos sin darnos ni siquiera la mano.
Ger me estaba esperando en la casa, no había tenido ganas de ir a la playa, pero buscaba los trofeos de la pesca, él no se tragó ningún anzuelo, le pareció raro que no hubiéramos sacado nada, por lo que ahora tengo que aguantar también su desconfianza. Por supuesto que esto no pienso hablarlo con nadie. Me siento un poco presionado por JC, no me gustó como se puso ni como me terminó tratando, así que espero que esto se olvide rápido y no tener que volver a verlo.
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lunes, 12 de enero de 2009

Año Nuevo y Novedades.


Sofi se enterraba dentro de mi pantalón pasaron frente mis ojos mil imágenes, pensaba en todo lo que había pasado durante la semana, y Sofía seguía peteando bajo el volante de mi auto como una loca.
Alrededor del jueves 11 de diciembre, bien temprano había llegado mi vieja, Elvira ya se había ido cuando me desperté y la encontré desayunando en la cocina. No hablamos mucho, se limitó a preguntarme lo justo. Esa tarde vendrían las amigas a tomar el Té, a enterarse de las novedades y de su viaje, y como sabe que no me las banco me previno.
Me vestí y salí por las calles del barrio, deshabitadas como de costumbre el silencio solo se rompía de vez en cuando con el ruido del motor de alguna camioneta u auto. Germán me había dicho el miércoles que viajaba a su campo. Mande un mensaje a Juani, un conocido de rugby que vive en el mismo barrio, me dijo que no había dramas si pasaba por su casa. Odio caminar por el barrio, me siento asfixiarme entre los jardines cuidados, las casas idénticas y el perímetro que nos aísla del mundo.
Juani es un chico normal, no es muy lindo pero tiene levante, es morocho, grandote y resalta su sonrisa. Es buena onda, no lo considero amigo pero me entretengo con el. Apenas llegue a su casa me hizo pasar, me dijo que se habían quedado a dormir algunos chicos la noche anterior y otros recién habían llegado y para mi sorpresa entre ellos estaba Fer. Me sorprendió encontrar a Fer entre los chicos, no me imaginaba que era conocido de Juani. Estaban todos jugando con una pelota en el jardín, algunos sin remera, otros tirados en el pasto recién cortado. Fer se acercó a saludarme, de pronto comenzó a oscurecer y estaba enredado entre las sabanas de su cuarto, Lo había llevado a su casa y yo sin una gota de ingenuidad me había entregado a la situación.
Apenas pasamos la puerta de su casa me dijo que había quedado algo pendiente aquel día que lo habíamos visitado con Ger, y me tire sobre el sillón del living, se arrodillo y empezó a comerme la pija, con mis manos le marcaba el ritmo, y así como mas tarde orquestaría a Sofi, con mis ojos cerrados empujaba la cabeza hasta atragantarlo. Después casi de la mano me llevo hasta su cuarto, me dijo que todos esos días se había acordado de mi, y abrió una cajita donde entre los forros estaba el boxer que había perdido aquel día confuso de excesos. Abrió el envoltorio y me lo puso con concentración única, me dijo susurrando, quiero que me la pongas a toda.
Mientras Fer gemía de placer yo envidiaba esa sensación, no se porque pero no quería o no podía pedirle a él que me coja. Quizás Fer era demasiado pasivo, o lo sentía como un simple reemplazo de Ger. Mi deseo mas profundo es que Ger me llene con su pija.
Cuando terminé Fer seguía caliente, casi sentía que suplicaba por que me quede con el, pero me sentí un asco, no podía estar con ese flaco ahí. Entonces me vestí, y cuando me di cuenta Sofi había movido cielo y tierra porque no había contestado mi celular. 7 llamadas pérdidas de ella y varias mas de amigos y familiares. De vuelta sentía que Sofi me trataba como si fuese su hijo. Ahí me acorde que esa noche se juntaban en lo de Flor P.
En realidad era una excusa para bancarla por lo del primo, Sofi seguía mal.
Mientras recorría la casa hacia la entrada, Fer no había alcanzado a vestirse y seguía mis pasos tratando de convencerme, cuando me subí al auto veía como mitad de su cuerpo se asomaba por el marco de la puerta, parecía más flaco que la primera vez que lo vi, más triste. Le agradecí, le pedí perdón y me aleje con mi auto por las calles del barrio. Llegue tarde y Sofi estaba con un ataque de nervios, bien vestida, mas pintada que de costumbre empezó a gritarme. Reproches y más reproches, y a mitad de camino clave los frenos. Seguía gritando cosas que no escuchaba ya. Nunca lloro, pocas veces lo hago a escondidas, pero esta vez las sensaciones me superaron, se me hincharon los ojos como sapos, y de repente silencio.
Llegamos tarde a la fiesta, había acabado en su boca y ella había escupido sobre mi pantalón. Estaba tan enojado que la deje, salude y me fui. Algunos se preocuparon y mandaron mensajes preguntando si algo había pasado.
A día siguiente, Sofi estaba con una culpa que la hacía decir cualquier cantidad de estupideces, no paraba de hablar de lo que está mal y lo que está bien, que el padre Gabriel le había dicho que el noviazgo era para otra cosa y ella ahora se sentía las más puta de todas por haberme hecho un pete, que no fue gran cosa tampoco, pero yo no podía decirle eso, no podía decirle mucho. Tampoco podía decirle quien era realmente ese cura, un hijo Puta en letras mayúsculas, del que sospecho que también debe ser gay, ya que varias veces lo vi clavándome la mirada a mí y Ger cuando éramos más chicos. Ger tuvo un rapto de espiritualidad en algún momento y no dejaba de ayudar al cura haciendo de monaguillo, a mi como nunca me gustó ese circo lo esquivaba, pero no dejaba de ver la mirada del “hombre de Dios”.
Ger nunca quiso hablar mucho sobre el tema, pero una vez tardó bastante en salir de la capilla, el Padre le daba charla y le metía mano y eso que teníamos quince. Hace un tiempo tuvo un quilombo, pero como todo hijo de puta anda suelto y sigue haciendo de las suyas.
Ahora le metía en la cabeza a Sofi, que era mejor dejar de verme, al parecer yo era un pervertido, pero como dice el dicho, “el ladrón cree que todos son de su condición”. Por eso Sofi se fue al sur, de vacaciones con su familia sintiéndose la peor de todas y de algún modo echándome ciertas culpas, cuando se le pase un poco volveremos a hablar, supongo.
Yo por mi parte me fui a Punta con la familia de Ger, pasamos año nuevo ahí, una casa bastante grande y como sabían que mi viejo estaba ahí por asuntos de trabajo, pasamos todos juntos el año nuevo con la familia de Ger y un primo del viejo y sus cuatro hijos de edades escalonadas de 1 a 4 años. No fue tan terrible como lo fue la navidad. Al menos porque esa noche salimos con ger y nos cagamos mucho de risa y el primero almorcé con mi viejo en el hotel donde está parando.

viernes, 2 de enero de 2009

Navidad

Ya habíamos pactado que pasaríamos navidad en lo de mis abuelos con todos mis tíos y primos. Papá llegó después de semanas de ausencia con mucho humor, tal vez soporto menos cuando esta de tan buen humor que cuando se queda mudo y meditabundo, al parecer la crisis es un gran negocio y eso le ha levantado el ánimo. Me trajo miles de boludeces como para recordarme que sigue siendo un padre amoroso que se acuerda de mí siempre, es la materialización de sus llamados cada tres días, porque eso tengo que reconocerle, es metódico hasta para hablar conmigo cuando está afuera.
La cena de noche buena es una tradición familiar, hay que estar en lo de mis abuelos antes de la diez para no generar malestar, porque si no te pasan factura.
Estaban todos, la mesa era un calco del año anterior lo mismo que el aburrimiento. Mi primo Marcos estaba tomado desde el principio, tal vez sea la única manera de soportar a tan digna familia, de hecho estaba denso como nunca, hacía comentarios molestos y maliciosos y mis tíos se sacaban, le llamaban la atención por lo bajo y mi abuela como toda una matriarca ponía sus caras de circunstancias y amenizaba con alguna que otra noticia social irrelevante que a nadie le importaba.
La cena se hizo interminable sobre todo por el estado patético de mi primo que además se la pasó enviando y recibiendo mensajes de la “novia”, cosa que sacó aun más a mis tíos y se valió un comentario de la abuela que nos recordó a todos que usar el teléfono en la mesa era de mal gusto. Con cierto disimulo leí los mensajes que me iban llegando y para responderlos me iba al baño de tanto en tanto. En mi segunda escapada al baño mi primo se levantó conmigo, se metió al baño y sacó un porro como para entonarse un poco más aun. Y por más que no soy un beato me pareció de mal gusto y solo para armar quilombo fumar un faso en lo de mis abuelos, cosa que le costó entender bastante a mi primo que se ponía más denso todavía con comentarios pesados e insistentes. Por eso le prometí subir después a ver los fuegos artificiales a la terraza y ahí aprovechar para fumar y con esa promesa lo contuve por un rato aunque también fue sospechoso que los dos estuviéramos encerrados en el baño, otro de mis primos de doce, Tomi, estaba en la puerta y se olfateo algo, trata de seguirnos a todos lados, está en plena edad del pavo y temía que no nos lo pudiéramos sacar de encima. A todo esto se sumó la mirada de mi tía, que se asomó por el hall con una mirada de culo más que inquisidora cuando nos vio salir juntos del baño. Lo único que me falta es que se piense que me pasa algo con el boludo de mi primo.
A eso de las doce menos cuarto dijimos que íbamos a ver los fuegos artificiales pero lo tuvimos que postergar, ya que otra de las tradiciones familiares es el brindis junto con las palabras de mi abuela que hace un versión más distinguida pero versión al fin de pastor evangelista de la tele, no sin acotar lo que escuchó decir al cura en la misa de gallo, junto con todos los deseos para cada uno de los que componemos esta familia de locos.
Luego llegaron los regalos, los cumplidos, los besos sin cariño y con máscaras de sentimiento que son densos y profundos. Nadie parece querer realmente a nadie y sin embargo nos llamamos familia, mostramos al mundo que la gran familia B es distinguida, buena, generosa, llena de deseos de amor y paz, como debe ser en la navidad. Una postal moderna de varias generaciones que tiene que cumplir con el rito de juntarse a celebrar y darse regalos.
Mi abuela acostumbra también hacernos a Marcos y a mí los mismos regalos desde que éramos chicos, ella es también la que reparte los regalos del árbol y a mí solo me basta con ver el regalo de Marcos para saber que me toca en suerte cada año. Este año el papá Noel de abuela solo nos trajo una remera, mejor dicho dos, idénticas, la única diferencia es el color, Marcos azul y yo negra (¿seré la oveja negra?), así que cuando las vimos nos pusimos las remeras para que no quedaran dudas que éramos nietos de nuestra abuela y fuimos a cumplir la promesa en de la terraza.