viernes, 16 de enero de 2009

Mar Adentro






Esto pasó los otros días y es un poco difícil de explicar. En estos días de vacaciones con Ger y su familia, la hemos pasado bien pese a los hermanitos que son bastante densos por momentos, pero Ger tiene sus momentos. Está bastante extraño por momentos, en donde se queda mudo, no habla y ahora se le da por caminar solo meditabundo, eso le pasa casi una vez al día.
Por otro lado llagó mi viejo por un par de días para cerrar un negocio con un amigo suyo que esta acá con su velero y, como dice mi viejo, mostrando al mundo que la crisis a él no le llegó. Me llamó y me invitó a almorzar en el hotel donde está con JC.
JC es un tipo de cuarenta y algo, bronceado, con aires de dueño del mundo (y si no es el dueño le anda cerca). Almorzando se mostró muy amable, me preguntó sobre mis estudios incluso que opinaba sobre algunas cosas que estaban hablando con mi viejo. Me dio un poco de cosa contestar, pero mi viejo se mostró interesado en lo que opinaba. No faltó el comentario halagador sobre algunos de mis puntos de vista (que sinceramente entre nosotros no fue más que seguir ciertas pautas que me enseñó mi viejo sobre algunas cuestiones, tal vez mi viejo se haya sorprendido, el piensa que nunca lo escucho o que no me importa nada, pero lo cierto es que no soy tan ajeno a todo como él piensa a veces) JC quedó por lo visto bien impresionado, por eso me invitó a pescar mar adentro en su pequeño barquito que no es de papel.
El viejo lobo de mar me estaba esperando con todo el equipo preparado sobre la cubierta, primero me mostró el velero digno de un rey, con “todo pensado” como me repitió varias veces y se lamentó de que mi viejo no nos acompañara. Mi viejo es famoso por evitar cualquier tipo de embarcación, se marea de nada ya con solo ver un barco o un bote desde la orilla, recién casados con mi vieja hicieron un crucero, solo por darle el gusto, supongo que no se animó a negárselo, mi vieja es de lograr lo que quiere siempre, pero después de aquel viaje nunca más le insistió a mi viejo con nada que vaya sobre el agua.
JC me mostró en un mapa digital donde iba a ser el lugar de la pesca, tenía información de buen pique y hacia allá nos dirigimos. Un par de veces me preguntó si tenía novia, mientras haciéndose el amigo trajo unas bebidas bastante alcohólicas. Le conté que por el momento estábamos en un tiempo y a partir de ahí se mostró cada vez más amistoso, a él le parecía que no me iba a costar encontrar novia pronto aunque las mujeres tienen sus complicaciones. Me puso un poco incomodo cuando me entro a preguntar y contar cosas de sexo porque además en ese momento se sacó la remera ajustada que tenia puesta y me lo quedé mirando porque no podía creer los abdominales que tenia, creo que se dio cuenta que me quede mirando y me insistió en que me sacara yo también la remera para tostarme parejo. Se puso algo de bronceador y la verdad que un poco me calentó verlo pasarse la mano por los pectorales esculturales.
Vení fran que te pongo en la espalda, me dijo, y a medida que pasaba la mano se me despertó el amigo debajo del traje de baño. O yo tenía demasiada espalda o al tipo le gustaba porque tardó bastante en llenarme de crema. Mientras me pasaba la crema hablábamos boludeces, el me contaba algunas cosas de minas, un par de modelos con las que estuvo, incluso una muy famosa y no sé muy bien porqué le pregunté que había sido lo mejor que había hecho en el sexo. En ese momento dejó de pasarme crema por la espalda y me dijo al oído: para que contártelo si te lo puedo mostrar, supongo que el alcohol fue el culpable de mi bocota enorme. En ese momento me bajó de un tirón el traje de baño, me tiró sobre una especie de baranda y me entró a pasar la lengua sobre el culo de una manera que me volvía loco, es más, no quería, pero no podía dejar de gemir como loco y todo se puso piel de gallina y me daba como retorcijones. Se notaba que JC sabía de lo que hablaba, o mejor dicho como mostrarlo… hasta tal punto que en un momento de tantas sensaciones increíbles eyaculé sin tocarme, entonces JC me dio vuelta y me entró a petear mientras se lo notaba molesto, en ese momento me volví a sentir un tanto incómodo, parecía que a JC no le había gustado que acabara, me volvió a tirar sobre la baranda mientras de reojo veía como se bajaba los pantalones y sacaba su miembro duro poniéndose un preservativo, pero yo para esta altura me sentía manejado como un muñeco, y cuando empezó a penetrarme le pedí que no lo hiciera, que no quería seguir, que era un error, con lo que JC se molestó mucho más todavía, le dije que si quería se la chupaba pero que no me penetrara y ahí me empezó a tratar como a un pendejo, a decirme de todo muy molesto.
Volvimos sin hablar palabra. El viento se levantó y trajo algo de frío, me senté solo en la proa mirando como la costa se hacía más grande y pensando tantas cosas que me dolía la cabeza. Tal vez no había sido buena idea salir a “pescar”, después de todo, no se pesca bien sin carnada, o yo me había tragado el anzuelo.
Cuando llegamos JC se acercó y me dijo que aunque era un pendejo, no tenía pinta de boludo y que no me olvidara que mi viejo lo necesitaba y aunque lo que pasó había sido un error que no la cagara más, a lo que yo le contesté que no se preocupara, que no era pendejo como él pensaba y ahí nos despedimos sin darnos ni siquiera la mano.
Ger me estaba esperando en la casa, no había tenido ganas de ir a la playa, pero buscaba los trofeos de la pesca, él no se tragó ningún anzuelo, le pareció raro que no hubiéramos sacado nada, por lo que ahora tengo que aguantar también su desconfianza. Por supuesto que esto no pienso hablarlo con nadie. Me siento un poco presionado por JC, no me gustó como se puso ni como me terminó tratando, así que espero que esto se olvide rápido y no tener que volver a verlo.
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lunes, 12 de enero de 2009

Año Nuevo y Novedades.


Sofi se enterraba dentro de mi pantalón pasaron frente mis ojos mil imágenes, pensaba en todo lo que había pasado durante la semana, y Sofía seguía peteando bajo el volante de mi auto como una loca.
Alrededor del jueves 11 de diciembre, bien temprano había llegado mi vieja, Elvira ya se había ido cuando me desperté y la encontré desayunando en la cocina. No hablamos mucho, se limitó a preguntarme lo justo. Esa tarde vendrían las amigas a tomar el Té, a enterarse de las novedades y de su viaje, y como sabe que no me las banco me previno.
Me vestí y salí por las calles del barrio, deshabitadas como de costumbre el silencio solo se rompía de vez en cuando con el ruido del motor de alguna camioneta u auto. Germán me había dicho el miércoles que viajaba a su campo. Mande un mensaje a Juani, un conocido de rugby que vive en el mismo barrio, me dijo que no había dramas si pasaba por su casa. Odio caminar por el barrio, me siento asfixiarme entre los jardines cuidados, las casas idénticas y el perímetro que nos aísla del mundo.
Juani es un chico normal, no es muy lindo pero tiene levante, es morocho, grandote y resalta su sonrisa. Es buena onda, no lo considero amigo pero me entretengo con el. Apenas llegue a su casa me hizo pasar, me dijo que se habían quedado a dormir algunos chicos la noche anterior y otros recién habían llegado y para mi sorpresa entre ellos estaba Fer. Me sorprendió encontrar a Fer entre los chicos, no me imaginaba que era conocido de Juani. Estaban todos jugando con una pelota en el jardín, algunos sin remera, otros tirados en el pasto recién cortado. Fer se acercó a saludarme, de pronto comenzó a oscurecer y estaba enredado entre las sabanas de su cuarto, Lo había llevado a su casa y yo sin una gota de ingenuidad me había entregado a la situación.
Apenas pasamos la puerta de su casa me dijo que había quedado algo pendiente aquel día que lo habíamos visitado con Ger, y me tire sobre el sillón del living, se arrodillo y empezó a comerme la pija, con mis manos le marcaba el ritmo, y así como mas tarde orquestaría a Sofi, con mis ojos cerrados empujaba la cabeza hasta atragantarlo. Después casi de la mano me llevo hasta su cuarto, me dijo que todos esos días se había acordado de mi, y abrió una cajita donde entre los forros estaba el boxer que había perdido aquel día confuso de excesos. Abrió el envoltorio y me lo puso con concentración única, me dijo susurrando, quiero que me la pongas a toda.
Mientras Fer gemía de placer yo envidiaba esa sensación, no se porque pero no quería o no podía pedirle a él que me coja. Quizás Fer era demasiado pasivo, o lo sentía como un simple reemplazo de Ger. Mi deseo mas profundo es que Ger me llene con su pija.
Cuando terminé Fer seguía caliente, casi sentía que suplicaba por que me quede con el, pero me sentí un asco, no podía estar con ese flaco ahí. Entonces me vestí, y cuando me di cuenta Sofi había movido cielo y tierra porque no había contestado mi celular. 7 llamadas pérdidas de ella y varias mas de amigos y familiares. De vuelta sentía que Sofi me trataba como si fuese su hijo. Ahí me acorde que esa noche se juntaban en lo de Flor P.
En realidad era una excusa para bancarla por lo del primo, Sofi seguía mal.
Mientras recorría la casa hacia la entrada, Fer no había alcanzado a vestirse y seguía mis pasos tratando de convencerme, cuando me subí al auto veía como mitad de su cuerpo se asomaba por el marco de la puerta, parecía más flaco que la primera vez que lo vi, más triste. Le agradecí, le pedí perdón y me aleje con mi auto por las calles del barrio. Llegue tarde y Sofi estaba con un ataque de nervios, bien vestida, mas pintada que de costumbre empezó a gritarme. Reproches y más reproches, y a mitad de camino clave los frenos. Seguía gritando cosas que no escuchaba ya. Nunca lloro, pocas veces lo hago a escondidas, pero esta vez las sensaciones me superaron, se me hincharon los ojos como sapos, y de repente silencio.
Llegamos tarde a la fiesta, había acabado en su boca y ella había escupido sobre mi pantalón. Estaba tan enojado que la deje, salude y me fui. Algunos se preocuparon y mandaron mensajes preguntando si algo había pasado.
A día siguiente, Sofi estaba con una culpa que la hacía decir cualquier cantidad de estupideces, no paraba de hablar de lo que está mal y lo que está bien, que el padre Gabriel le había dicho que el noviazgo era para otra cosa y ella ahora se sentía las más puta de todas por haberme hecho un pete, que no fue gran cosa tampoco, pero yo no podía decirle eso, no podía decirle mucho. Tampoco podía decirle quien era realmente ese cura, un hijo Puta en letras mayúsculas, del que sospecho que también debe ser gay, ya que varias veces lo vi clavándome la mirada a mí y Ger cuando éramos más chicos. Ger tuvo un rapto de espiritualidad en algún momento y no dejaba de ayudar al cura haciendo de monaguillo, a mi como nunca me gustó ese circo lo esquivaba, pero no dejaba de ver la mirada del “hombre de Dios”.
Ger nunca quiso hablar mucho sobre el tema, pero una vez tardó bastante en salir de la capilla, el Padre le daba charla y le metía mano y eso que teníamos quince. Hace un tiempo tuvo un quilombo, pero como todo hijo de puta anda suelto y sigue haciendo de las suyas.
Ahora le metía en la cabeza a Sofi, que era mejor dejar de verme, al parecer yo era un pervertido, pero como dice el dicho, “el ladrón cree que todos son de su condición”. Por eso Sofi se fue al sur, de vacaciones con su familia sintiéndose la peor de todas y de algún modo echándome ciertas culpas, cuando se le pase un poco volveremos a hablar, supongo.
Yo por mi parte me fui a Punta con la familia de Ger, pasamos año nuevo ahí, una casa bastante grande y como sabían que mi viejo estaba ahí por asuntos de trabajo, pasamos todos juntos el año nuevo con la familia de Ger y un primo del viejo y sus cuatro hijos de edades escalonadas de 1 a 4 años. No fue tan terrible como lo fue la navidad. Al menos porque esa noche salimos con ger y nos cagamos mucho de risa y el primero almorcé con mi viejo en el hotel donde está parando.

viernes, 2 de enero de 2009

Navidad

Ya habíamos pactado que pasaríamos navidad en lo de mis abuelos con todos mis tíos y primos. Papá llegó después de semanas de ausencia con mucho humor, tal vez soporto menos cuando esta de tan buen humor que cuando se queda mudo y meditabundo, al parecer la crisis es un gran negocio y eso le ha levantado el ánimo. Me trajo miles de boludeces como para recordarme que sigue siendo un padre amoroso que se acuerda de mí siempre, es la materialización de sus llamados cada tres días, porque eso tengo que reconocerle, es metódico hasta para hablar conmigo cuando está afuera.
La cena de noche buena es una tradición familiar, hay que estar en lo de mis abuelos antes de la diez para no generar malestar, porque si no te pasan factura.
Estaban todos, la mesa era un calco del año anterior lo mismo que el aburrimiento. Mi primo Marcos estaba tomado desde el principio, tal vez sea la única manera de soportar a tan digna familia, de hecho estaba denso como nunca, hacía comentarios molestos y maliciosos y mis tíos se sacaban, le llamaban la atención por lo bajo y mi abuela como toda una matriarca ponía sus caras de circunstancias y amenizaba con alguna que otra noticia social irrelevante que a nadie le importaba.
La cena se hizo interminable sobre todo por el estado patético de mi primo que además se la pasó enviando y recibiendo mensajes de la “novia”, cosa que sacó aun más a mis tíos y se valió un comentario de la abuela que nos recordó a todos que usar el teléfono en la mesa era de mal gusto. Con cierto disimulo leí los mensajes que me iban llegando y para responderlos me iba al baño de tanto en tanto. En mi segunda escapada al baño mi primo se levantó conmigo, se metió al baño y sacó un porro como para entonarse un poco más aun. Y por más que no soy un beato me pareció de mal gusto y solo para armar quilombo fumar un faso en lo de mis abuelos, cosa que le costó entender bastante a mi primo que se ponía más denso todavía con comentarios pesados e insistentes. Por eso le prometí subir después a ver los fuegos artificiales a la terraza y ahí aprovechar para fumar y con esa promesa lo contuve por un rato aunque también fue sospechoso que los dos estuviéramos encerrados en el baño, otro de mis primos de doce, Tomi, estaba en la puerta y se olfateo algo, trata de seguirnos a todos lados, está en plena edad del pavo y temía que no nos lo pudiéramos sacar de encima. A todo esto se sumó la mirada de mi tía, que se asomó por el hall con una mirada de culo más que inquisidora cuando nos vio salir juntos del baño. Lo único que me falta es que se piense que me pasa algo con el boludo de mi primo.
A eso de las doce menos cuarto dijimos que íbamos a ver los fuegos artificiales pero lo tuvimos que postergar, ya que otra de las tradiciones familiares es el brindis junto con las palabras de mi abuela que hace un versión más distinguida pero versión al fin de pastor evangelista de la tele, no sin acotar lo que escuchó decir al cura en la misa de gallo, junto con todos los deseos para cada uno de los que componemos esta familia de locos.
Luego llegaron los regalos, los cumplidos, los besos sin cariño y con máscaras de sentimiento que son densos y profundos. Nadie parece querer realmente a nadie y sin embargo nos llamamos familia, mostramos al mundo que la gran familia B es distinguida, buena, generosa, llena de deseos de amor y paz, como debe ser en la navidad. Una postal moderna de varias generaciones que tiene que cumplir con el rito de juntarse a celebrar y darse regalos.
Mi abuela acostumbra también hacernos a Marcos y a mí los mismos regalos desde que éramos chicos, ella es también la que reparte los regalos del árbol y a mí solo me basta con ver el regalo de Marcos para saber que me toca en suerte cada año. Este año el papá Noel de abuela solo nos trajo una remera, mejor dicho dos, idénticas, la única diferencia es el color, Marcos azul y yo negra (¿seré la oveja negra?), así que cuando las vimos nos pusimos las remeras para que no quedaran dudas que éramos nietos de nuestra abuela y fuimos a cumplir la promesa en de la terraza.