Muy de vez en cuando tengo pesadillas, casi nunca en realidad, pero últimamente es algo que me ocurre con mayor frecuencia. No se si lo de los otros días con Tincho habrá influido, pero dormir es una tarea que noche tras noche se hace más complicada.
Soñé con una pelota, en un juego con los chicos del club, que nos iba comiendo a medida que la pasaban. Veía como uno a uno iban desapareciendo, metiéndose en la ovalada a medida que avanzaba por la línea. En un toque los chicos no estaban más, pero alguien más seguía jugando conmigo. Ahora yo tenía la pelota, y atrás mío corrían Germán, Fernando y Martín. La línea de try estaba cada vez mas lejos, corría cada vez más rápido pero no llegaba. De la nada Sofía aparecía adelante mío y terminaba cayéndome.
Me desperté mal, molesto, con la boca pastosa y con ganas de tomar agua, sólo agua, ni cerveza, ni Coca, ni fernet, sólo agua. No pude dormirme por un buen rato, me sentía con calor, inquieto, irritado. Salí afuera y tuve ganas de un chapuzón, pero la pile estaba hecha un asco, hace dos semanas que no la limpian y tuvimos un par de tormentas que la dejaron así. Con un vaso frío me senté al costado del agua entre las reposeras. Todavía era de noche, cerré los ojos, toqué el agua con una mano y me imaginé lejos. Quería que Ger, o alguien, me llevara a otro lugar, me aleje de tantos problemas, de los exámenes, de los bardos, de las mentiras, de mi vida.
Dormí, esta vez tratando de llegar a la línea sin caerme, tratando, aunque sea en sueños, de ser feliz.